El Espejo de Tu Vida

 El Espejo de Tu Vida

Cuando los empleados llegaron al trabajo, encontraron un letrero inesperado en la recepción que decía:

"Ayer falleció la persona que estaba impidiendo tu crecimiento en esta empresa.
Estás invitado al velorio en el área de deportes."

El anuncio generó un revuelo inmediato. ¿Quién podría ser? La tristeza inicial pronto dio paso a una curiosidad imparable. Las mentes especulaban: “¿Será mi jefe? ¿Un colega problemático? ¡Al fin podré avanzar sin ese obstáculo!”

El área deportiva se llenó rápidamente. Una larga fila de empleados, ansiosos por conocer al supuesto culpable de sus limitaciones, esperaba su turno.

Pero cuando cada uno se acercaba al ataúd y miraba dentro, lo que encontraban los dejaba sin palabras. Dentro del ataúd había un simple espejo, y un mensaje claro:

"Solo hay una persona capaz de frenar tu crecimiento: TÚ."

Este poderoso mensaje fue un recordatorio de que:

La vida no cambia porque cambien las personas a tu alrededor.
La verdadera transformación comienza en el momento en que decides cambiar tú mismo.
El mundo es como un espejo. Refleja tus pensamientos, tus acciones y tus elecciones. Si deseas resultados diferentes, comienza a actuar de manera diferente. Recuerda: El único responsable de tu éxito o tu fracaso eres tú mismo.

El Espejo de Tu Vida

Un día al llegar, frente a ti apareció,
un espejo que al alma pronto desnudó.
“No es tu jefe, ni el destino, ni el azar,
eres tú quien decide hasta dónde llegar.”

Con curiosidad y temor lo miraste,
en sus profundidades tal vez dudaste.
¿Será verdad que el mundo refleja,
aquello que en mí cada día se teje?

Los muros que encuentras, los puentes que cruzas,
no son más que huellas de tus propias luchas.
Si anhelas un cambio, no culpes afuera,
es tu corazón quien lidera la espera.

La vida no cambia si otros se van,
cambia si dentro algo enciendes ya.
Tu fuerza, tu fe, tu pasión escondida,
son el motor que transforma tu vida.

Así que hoy decide, sin más dilación,
mirar al espejo con nueva visión.
Porque allí no hay límite, no hay freno ni herida,
solo el reflejo de quien guía tu vida.

Ruben Gustavo Ayala Williams
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