Carta al Cielo para mi Padre, Hola papá !!

 Carta al Cielo para mi Padre

Hola papá,
Espero que estés bien, donde sea que te encuentres.
Aquí, sentado en esta mesa y en soledad, quiero contarte algunas cosas que pasaron desde tu partida…
Necesito hablarte, abrir el corazón, y dejar salir todo lo que llevo guardado.

Te conocí cuando ya era grande, a mis 17 años.
Hasta entonces no sabía quién era realmente mi padre,
porque mi madre me había ocultado esa verdad.
Recién en la adolescencia te encontré,
y junto a vos conocí también a tu esposa y a esos hijos tuyos —mis hermanos— que no conocía.
Ellos me recibieron con cariño, como si siempre hubiera formado parte de esa familia,
y desde ese momento comenzó otra etapa para mí.
A pesar del tiempo perdido, pudimos empezar a compartir momentos,
conversar, conocernos, y tratar de recuperar lo que la vida nos había negado.

Tiempo después te presenté a quien sería la madre de mis hijos,
y juntos formamos una familia.
Tuvimos hijos hermosos, y me esforcé siempre por ser un buen padre,
siguiendo ese ejemplo que, aunque breve, me dejaste.
Durante años luché, trabajé, construí con mucho esfuerzo un hogar para ellos,
un espacio donde pudieran crecer con amor, con valores, con presencia.

Pero la vida dio un giro que me costó aceptar.
Un día, la madre de mis hijos me dijo que se había equivocado de persona,
que el verdadero amor de su vida era otro hombre.
¿Te imaginás el dolor, viejo?
Después de 30 años de matrimonio, escuchar esas palabras fue como recibir una puñalada en el alma.
Me quebré por dentro.
Empecé a tomar, a decir cosas de las que hoy me arrepiento,
me perdí en la tristeza y la confusión.
Y en medio de ese momento vulnerable, ella me denunció.
Esa denuncia derivó en que me excluyeran del hogar que tanto me costó construir.

A partir de ahí todo cambió.
Me vi sin casa, sin familia, sin rumbo.
Uno de nuestros hijos fue echado también, y desde entonces el vínculo con todos se fue rompiendo.
Hoy, mis propios hijos no quieren verme.
Han crecido con una versión de los hechos que no comparto.
Especialmente mi hijo menor, al que no veo desde hace 7 años.
Sé que él me conoce, sé que guarda algo de mí en su corazón,
pero por la influencia de su madre no he podido tener contacto con él.
Y eso, papá, me duele profundamente.

No escribo esto desde el rencor.
No quiero que se malinterprete.
Solo necesito que se sepa la verdad.
La verdad que nunca se dijo completa.
La verdad que, espero, algún día la justicia quiera escuchar.

Hoy no tengo nada material.
Solo me quedan las ganas de seguir adelante.
La esperanza de que en algún momento voy a recuperar lo que me pertenece:
mi hogar, mi vida, mis hijos, mis hermanos,
todo lo que fue parte de mí y que hoy está lejos.

Y entre tanto vacío, me faltás vos.
Tu consejo, tu abrazo, tu compañía.
En los momentos más duros, extraño esa presencia tuya
que supo abrazarme incluso sin decir palabras.

Te amo, papá.
Aunque nos conocimos tarde, supiste dejar una huella inmensa en mí.
Gracias por haberme aceptado, por mostrarme otra forma de ser padre.
Gracias por tu ejemplo.

Hoy te escribo con el corazón abierto.
No sé cuál será mi destino mañana,
pero mientras me quede fuerza, seguiré luchando por mi verdad.
Esta carta te la envío al cielo,
y te prometo algo: te voy a seguir escribiendo, estés donde estés.

Con amor eterno,
Ruben Gustavo Ayala Williams
Todos los derechos reservados – Propiedad Intelectual – Ley 11.723
Publicado en el blog: Palabras, Solo Palabras




Comentarios

Entradas populares