Cuando la Justicia Calla y un Padre Escribe para no Desaparecer: La voz de un padre separado de sus hijos, pero nunca ausente en su amor

 

⚖️ Cuando la Justicia Calla y un Padre Escribe para no Desaparecer

La voz de un padre separado de sus hijos, pero nunca ausente en su amor


“Un hijo no debería cargar con batallas que no le pertenecen. Y aunque hoy la justicia tenga tapones en los oídos, la verdad siempre encuentra la forma de hablar.”


Testimonio de un padre que escribe para no romperse

Soy padre.
No un papel, no un número de expediente, no una denuncia sin fundamento.
Soy un hombre que vio cómo le cerraban la puerta de su hogar, como si ser padre pudiera suspenderse por decisión unilateral o por un enojo que se volvió costumbre.

Cuando me arrancaron el derecho a ver a mis hijos, también me arrancaron una parte del alma.
Pero no pudieron quitarme la palabra.
Soy autor y compositor, y quizás por eso mi lucha se transformó en letra:
porque cuando no te dejan hablar, escribís;
cuando no te dejan abrazar, recordás;
cuando no te dejan entrar, esperás…
y escribís para no morir en silencio.

Me han dicho muchas veces “tené paciencia”, como si la paciencia alcanzara para llenar los días vacíos.
Como si un padre pudiera acostumbrarse a la ausencia obligada.
Como si mis hijos pudieran entender por qué su papá desapareció de un día para el otro, cuando en realidad nunca me fui… me sacaron.


El derecho del niño no es opinable

La Convención sobre los Derechos del Niño, la misma que tantas veces se cita en tribunales, dice claramente que un niño tiene derecho a:

Pero a veces la justicia se queda quieta.
A veces los trámites no avanzan.
A veces un expediente duerme mientras el niño crece.
A veces una madre utiliza la ley como escudo para impedir lo que debería garantizar:
el derecho del niño a tener a su papá presente.

Y aunque duela decirlo, cuando un adulto prohíbe sin causa la relación con el padre, no está protegiendo al niño:
está vulnerando su identidad, su historia y su futuro.


La injusticia que nadie nombra

He visto cómo la justicia mira para otro lado.
Cómo se repiten las audiencias sin resolver nada.
Cómo se archivan los reclamos.
Cómo se naturaliza que un padre espere, espere y espere…
hasta oxidarse en la burocracia.

He sentido la frustración de golpear puertas que no se abren.
He visto cómo las palabras “interés superior del niño” se pronuncian con facilidad,
pero se aplican con indiferencia.

A veces siento que la justicia tiene tapones en los oídos.
Que no escucha mi dolor.
Que no escucha mi verdad.
Que no escucha a mis hijos, que algún día entenderán que no fue su padre quien se alejó.


Escribo porque es lo único que no pudieron quitarme

No soy perfecto, pero soy padre.
Y aunque hoy me nieguen el abrazo, la mirada, la risa y el cotidiano,
nadie puede impedirme serlo en el corazón.

Por eso escribo.
Porque la palabra es mi refugio y mi arma,
mi testimonio y mi trinchera.
Escribo porque sé que un día mis hijos leerán estas líneas
y sabrán que nunca dejé de luchar por ellos.
Escribo porque cuando la justicia calla,
la tinta habla.
La verdad persiste.
Y el amor de un padre no prescribe.

El tiempo tiene una manera extraña de ordenar las cosas.
La verdad no corre: espera.
Y en ese silencio que hoy parece injusto,
sé que algún día una puerta se abrirá,
un fallo se firmará,
un derecho será devuelto.

Y allí estaré yo.
No con rencor, no con odio,
sino con el amor intacto que guardé durante años.

Porque un padre nunca deja de ser padre,
aunque lo excluyan de su hogar.



Ruben Gustavo Ayala Williams
Padre – Autor – Compositor
Obra registrada — Ley 11.723
Palabras, solo palabras



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