PETICIÓN DE JUSTICIA Y VERDAD Un testimonio personal dirigido a la sociedad, a la comunidad Intenacional y al Mundo

 

PETICIÓN DE JUSTICIA Y VERDAD

Un testimonio personal dirigido al Juzgado de Familia Nº 3, a la sociedad, a la comunidad Intenacional y al Mundo

“Quien pierde un hogar, no pierde solo un techo: pierde historia, identidad, familia y años irrecuperables.”

De:
Ruben Gustavo Ayala Williams
Autor – Compositor – Titular de derechos Ley 11.723 DNDA
Blog: Palabras, Solo Palabras

A quien corresponda,
y a toda la comunidad:

Me dirijo con respeto y con la profunda necesidad de ser escuchado. Lo que expongo a continuación es mi historia de vida. No pretendo confrontar ni señalar culpables. Mi único objetivo es que la verdad sea considerada con equilibrio, humanidad y justicia.
Este mensaje no es solo para un juzgado: es también para la sociedad que cree en el valor de la familia, en la verdad y en el derecho de un padre a no ser apartado de sus hijos ni de su hogar.


1. Sobre mis comienzos, mi hogar y mi familia

Mi nombre es Ruben Gustavo Ayala Williams.
En 1990, siendo joven y con el sueño de formar una familia, adquirí mi vivienda con esfuerzo, frío, hambre, trabajo y sacrificio. La compré a un excompañero del servicio militar, Rafael Barreto, en junio de ese año.

Junto a Claudia Noemí Dorín, con quien me casé, empezamos una vida humilde pero llena de esperanza. Nuestro primer almuerzo —arroz con albóndigas— es un símbolo de cómo, aun con poco, teníamos ilusión y ganas de crecer.

Con el tiempo nacieron nuestros hijos:

  • Maximiliano Rubén (14/03/1992)

  • Johana Mariana (03/12/1993)

  • Isaías Benjamín (10/07/2011)

Como pudimos, construimos y ampliamos la casa familiar. Superamos tormentas, inundaciones e incluso la voladura del techo. Claudia se recibió de enfermera; yo trabajé en la línea 17 de colectivos y luego en el Hospital de Solano. Éramos una familia que luchaba día a día.


2. El quiebre familiar

En 2011 nació nuestro hijo menor, Isaías, en un contexto difícil: yo había sido operado de la columna y él llegó con complicaciones de salud.

Tiempo después, Claudia me comunicó que ya no deseaba tener intimidad conmigo porque había una tercera persona. Ese golpe emocional me afectó profundamente y cometí errores: comencé a beber, no para dañar, sino para intentar calmar un dolor que no supe enfrentar de otra manera.

Quiero dejar claro que nunca ejercí violencia física. Admito, con sinceridad, que en momentos de angustia pude decir palabras que no correspondían.

Claudia luego se marchó con nuestro hijo menor. Realicé la denuncia por abandono del hogar. Más adelante, otra situación sentimental breve complicó aún más la convivencia y la paz familiar.


3. Mi exclusión del hogar y la etapa más dura de mi vida

Un día la policía se presentó en mi domicilio: había una denuncia en mi contra. Me informaron que debía retirarme o sería detenido.
Ese momento marcó el inicio de la etapa más dolorosa de mi vida.

Dormí dos años en la calle.

Fui víctima de robos, golpes y hasta disparos. Pasé noches en plazas —incluido Parque Dominico— donde años antes había visto jugar a mis hijos. Lluvia, frío, calor, soledad.
Busqué ayuda, ingresé a un hogar, me rehabilité y conseguí levantarme nuevamente.


4. Descubrimiento del divorcio y del engaño sostenido

En mi intento por comprender mi situación legal, descubrí que en 2016 Claudia había iniciado el divorcio, algo de lo que nunca fui informado.

Ese mismo año supe que ella había comenzado una relación con una persona de su infancia: Armando.

Presencié discusiones, un teléfono destruido, mensajes comprometidos e incluso un intento de autolesión que pude contener.
Mi hijo Maximiliano conoció parte de la verdad y reaccionó mal. Claudia me pidió que lo expulsara de la casa y cambiara la cerradura. Me negué rotundamente.
Nunca echaría a uno de mis hijos.

Aun en las peores circunstancias, siempre estuve para ellos:
Lo busqué para protegerlo, lo recuperé cuando desapareció, lo retiré de una comisaría, y durante siete años lo llevé a jugar al fútbol en Racing. Todo lo hice por amor.


5. Siete años sin ver a mi hijo menor y sin acceso a mi hogar

Hace siete años que no veo a mi hijo Isaías.
No sé cómo está, cómo crece, qué piensa o qué siente.

Según el acuerdo firmado, la madre debía llevarlo a terapia. Ese compromiso nunca se cumplió y, sin embargo, jamás hubo un seguimiento judicial efectivo.

Sigo excluido del hogar que compré y mantuve.
Los servicios de Edesur y AySA continúan a mi nombre, aun viviendo con una pensión por discapacidad que apenas cubre mis necesidades básicas.


6. Lo que solicito, con humildad y firmeza

No busco revancha.
No deseo perjudicar a nadie.
No quiero que nadie quede en la calle.

Solo pido:

  • Recuperar mi lugar en el hogar que construí con mis manos.

  • Volver a ver a mi hijo menor, aunque sea con acompañamiento profesional.

  • Que mi verdad sea escuchada y reconocida.

  • Que mis derechos sean considerados.

Al Juzgado de Familia Nº 3 solicito:

  1. Que escuche mi versión de los hechos.

  2. Que revise el expediente completo.

  3. Que considere que la balanza no estuvo equilibrada.

  4. Que garantice el contacto y el vínculo con mi hijo Isaías.

  5. Que evalúe mi derecho sobre la vivienda adquirida y sostenida por mí.

Mi pedido es claro: justicia, humanidad y verdad.


Mensaje a la Sociedad: por qué escribo

Este testimonio también está dirigido a ustedes:
A quienes creen en la familia, en la justicia y en el derecho de un padre a no ser borrado.

Durante años se instaló un relato incompleto. Detrás de esa versión hay otra verdad: la mía, la que nunca fue escuchada porque no tuve recursos económicos para pagar un abogado.

Sigo pidiendo turnos.
Sigo golpeando puertas.
Sigo esperando respuestas.

No hablo desde el enojo, sino desde el dolor:

  • De un padre que no ve a su hijo desde hace años.

  • De un abuelo que no puede conocer a sus nietos.

  • De un hombre excluido de su propio hogar mientras paga servicios que siguen a su nombre.

Escribo porque me cansé de ser invisible.
Escribo porque ya no tengo nada que perder y sí mucho por recuperar.
Escribo porque la justicia debe ser para todos, no solo para quien puede pagarla.

Solo pido lo que es justo:

  • Justicia.

  • Recuperar el vínculo con mis hijos.

  • Conocer a mis nietos.

  • Recuperar mi hogar.

No busco privilegios.
No busco venganza.
No busco hacer daño.

Solo pido que me permitan volver a ser padre.


Aqui dejo mi correo. gustavoayala393@gmail.com

Ruben Gustavo Ayala Williams
Autor – Compositor – Titular de derechos Ley 11.723 DNDA
Blog: Palabras, Solo Palabras



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