Los Niños Ante un Divorcio: Un Tesoro, No una Herramienta

 

Los Niños Ante un Divorcio: Un Tesoro, No una Herramienta

Cuando la ruptura de los adultos no debe convertirse en la herida de los hijos

“El amor hacia un hijo nunca debe dividirse, manipularse ni utilizarse para ganar una batalla que los niños jamás eligieron.”


Cuando una pareja enfrenta un divorcio, las emociones suelen volverse intensas: dolor, miedo, frustración, enojo y, a veces, decisiones desesperadas. Sin embargo, detrás de ese torbellino emocional, existe una responsabilidad que no admite excusas: proteger el bienestar emocional de los hijos.

En muchas separaciones, uno de los progenitores puede caer en la tentación de distorsionar la verdad, manipular situaciones o presentarse como víctima con el fin de obtener ventajas legales, económicas o sociales. Estas conductas —aunque puedan justificarse ante uno mismo como un mecanismo de defensa— afectan profundamente a los niños, quienes quedan atrapados en una disputa que no comprenden y que no les corresponde resolver.

La exclusión del otro padre, la desinformación, las acusaciones sin fundamento o el intento de quebrar el vínculo entre un hijo y su progenitor constituyen formas sutiles —pero muy reales— de violencia emocional. Los niños sienten, observan, absorben y guardan cada palabra y cada gesto, incluso cuando parecen silenciosos.

El deber de los adultos es actuar con madurez, aunque la relación haya terminado. Esto implica fomentar un clima de respeto, evitar hablar negativamente del otro progenitor y recordar que el vínculo parental es irremplazable. Un niño necesita amor, estabilidad, verdad y una imagen clara de que, a pesar de la separación, sigue teniendo dos padres presentes, comprometidos y responsables.

Al final, la historia de la pareja puede cerrarse, pero la historia del hijo continúa. Y esa historia merece escribirse sin rencores prestados ni batallas ajenas.


Los hijos no deberían cargar con culpas que no son suyas, ni pagar precios que no les pertenecen. Un divorcio puede terminar con un vínculo amoroso, pero jamás debería destruir un vínculo parental. El amor de un padre y una madre está llamado a proteger, no a dividir.



Ruben Gustavo Ayala Williams
Autor y Compositor
Registro de Propiedad IntelectualLey 11.723DNDA
“Palabras, Solo Palabras”



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