LA VERDAD QUE EL TIEMPO NO PERDONA Cuando la injusticia separa, la vida prepara su propio regreso
LA VERDAD QUE EL TIEMPO NO PERDONA
Cuando la injusticia separa, la vida prepara su propio regreso
“Pueden quitarme el techo, pero nunca la verdad que llevo escrita en el alma.”
Hay quienes creen que herir es un triunfo.
Quienes confunden el dolor con poder, y la manipulación con autoridad moral.
Piensan que apartar afectos, cerrar caminos o imponer silencios los convierte en vencedores.
Pero quienes actúan así desconocen —o prefieren ignorar— una verdad inevitable:
el tiempo nunca se pone del lado del daño.
El tiempo no necesita testigos.
No pide permiso.
No discute.
Solo observa… y después actúa.
Y cuando actúa, desarma todas las máscaras.
Porque tarde o temprano, la vida devuelve cada decisión injusta, incluso aquellas que se camuflan bajo el disfraz “es por el bien del niño”.
Las heridas más profundas no siempre sangran: a veces son silencios forzados, presencias arrancadas, vínculos quebrados por decisiones tomadas desde el rencor y no desde el amor.
Cuando una madre, guiada por el enojo o por la herida y no por la verdad, separa a un padre de su hijo, no solo comete una injusticia: altera un equilibrio que sostiene la identidad y la esperanza.
Ningún amor auténtico nace de la manipulación.
Ningún vínculo sano crece arrebatando lo que no nos pertenece.
Hoy la mentira puede tener escenario.
Hoy el silencio puede parecer más fuerte.
Hoy la injusticia puede parecer definitiva.
Pero el tiempo —ese juez que nadie compra, nadie engaña y nadie acelera— siempre vuelve a poner cada cosa en su lugar.
Y cuando lo hace, nadie puede ocultarse de la verdad.
Porque ningún hijo olvida para siempre…
Y ningún padre deja de amar, aunque le prohíban estar.
“El rencor oscurece el presente, pero la verdad siempre ilumina lo que viene.”
Reflexión final
La vida tiene una forma exacta, aunque silenciosa, de devolver lo que otros rompen.
No siempre lo hace pronto, no siempre lo hace suave, pero siempre lo hace.
Por eso, aunque hoy el camino parezca injusto, aunque la distancia sea impuesta y la ausencia duela en un lugar que nadie ve, no apagues tu luz.
Lo que nace del amor verdadero permanece.
Lo que se construye desde el daño se derrumba.
Y lo que te fue arrebatado sin razón, un día vuelve… de la manera más inesperada y justa.
El tiempo no siempre habla temprano,
pero cuando habla,
nadie puede callarlo.
Ruben Gustavo Ayala Williams
Autor – Palabras, Solo Palabras
Obras registradas bajo Ley 11.723 – DNDA



Comentarios
Publicar un comentario