El precio del engaño: cómo una mentira rompió lo que el amor construyó - Palabras, Solo Palabras
🕊️ El precio del engaño: cómo una mentira rompió lo que el amor construyó
💔 Una foto guarda la simpleza de nuestros días —lo que muchos no vieron fue cómo esa cotidianeidad se quebró por la traición y la manipulación.
Detrás de mí están mi hijo Isaías Benjamín y mis nietos Ciro León y Dylan. Esta imagen pertenece a aquellas mañanas en las que los llevaba a la escuela: pasos apresurados, mochilas colgando, risas que llenaban el aire y la serenidad de un hogar que parecía invulnerable.
Esos instantes, aparentemente pequeños, hoy son tesoros que nadie podrá arrebatarme.
Lo que vino después no fue un simple conflicto: fue la lenta y dolorosa disolución de una familia. Una infidelidad abrió una grieta que, sostenida por el engaño, la mentira y la manipulación emocional, derivó en exclusión y distancias irreparables.
La mujer que fue compañera eligió un camino distinto: el de la falsedad y el resentimiento. Ante vecinos, familiares y hasta ante la justicia, interpretó el papel de víctima y logró que muchos creyeran en una versión creada para ocultar la verdad.
Nada de eso fue casual. Fue una elección. Se usó el dolor como argumento y la manipulación como escudo. Mientras yo observaba cómo se desmoronaba nuestro hogar, se tejía una historia paralela, en la que el amor que alguna vez existió era reemplazado por la apariencia y el silencio.
Así, la verdad quedó relegada a un susurro, mientras el ruido del engaño ganaba aplausos.
No busco la condena ni la compasión de nadie. Solo memoria. Que quede claro que la destrucción no surgió del azar, sino de decisiones tomadas con plena conciencia.
Y que el precio más alto no lo pagó el orgullo, sino la familia, los niños y la paz del hogar.
La traición hiere doblemente: lastima a quien confió y convierte en extraños a quienes antes eran parte de uno. Pero lo más doloroso es la ausencia de reconocimiento, porque sin admitir la falta, no hay posibilidad de reparación.
Vivimos tiempos donde las apariencias pesan más que la verdad, pero la paz auténtica no se compra con lágrimas fingidas ni con discursos bien ensayados.
La verdadera paz se construye con responsabilidad, con la humildad de decir “me equivoqué” y con el coraje de reparar lo que se rompió.
A quienes creen en las apariencias: piensen dos veces. La empatía sin discernimiento puede sostener una mentira.
A quienes fueron heridos: su dolor es legítimo, y no están solos.
A los padres y abuelos: preservemos siempre la dignidad de los niños por encima de toda disputa. Ellos no deben ser parte de las heridas de los adultos.
La verdad, aunque tarde, siempre encuentra su lugar.
La justicia que no se ve en los papeles, muchas veces se escribe en el tiempo y en los actos.
Yo sigo aquí, con mis recuerdos intactos, con la certeza de haber amado con honestidad, y con la esperanza de que la verdad —silenciosa pero firme— vuelva a brillar donde hoy hay confusión.
🌹 Reflexión final
Una persona puede mentirle al mundo entero,
pero jamás podrá engañar a su conciencia…
ni a Dios.
Hay verdades que el tiempo se encarga de revelar,
aunque las mentiras griten más fuerte.
Porque el alma siempre sabe quién destruyó un hogar
y quién solo intentó amar.
No hay disfraz que oculte la culpa,
ni silencio que borre la verdad.
La conciencia siempre recuerda,
y la justicia divina nunca llega tarde.
La mentira puede convencer por un tiempo,
pero la verdad no necesita defensa:
permanece, incluso en medio del dolor.
💬 La verdad no necesita gritar para ser escuchada.
El tiempo revela lo que las mentiras intentan ocultar.
Palabras, Solo Palabras
© Derechos Reservados — Ley 11.723
Ruben Gustavo Ayala Williams



Comentarios
Publicar un comentario