Cuando un padre es silenciado, la verdad espera su momento
Cuando un padre es silenciado, la verdad espera su momento
La ausencia que no fue abandono, sino consecuencia de una puerta cerrada desde afuera
“Hijo, no pude darte la familia feliz que soñé porque me excluyeron del hogar… pero jamás dejé de luchar por vos, aunque tu madre me lo impida.”
Hay verdades que no hacen ruido, pero permanecen. Esta es la voz de un padre apartado injustamente, que nunca dejó de amar y que sigue esperando el día en que su hijo pueda conocer la historia completa, sin silencios impuestos.
Desarrollo
Hijo, no pude darte la familia feliz que soñé porque me excluyeron del hogar… pero jamás dejé de luchar por vos, aunque intentaran impedirlo.
No fue mi elección alejarme. No fue mi decisión la distancia. Fue una realidad impuesta, dolorosa, ajena a mis deseos y a lo que siempre quise para nosotros. A veces, las historias se cuentan desde un solo lado, mientras el otro aprende a resistir en silencio, esperando que algún día la verdad pueda salir a la luz sin temor.
Quisiera que algún día puedas mirar más allá de lo que escuchaste, más allá de lo que te dijeron y más allá de lo que yo, por circunstancias ajenas, no pude evitar. Porque mi ausencia nunca fue abandono: fue la consecuencia de un cierre injusto, de una puerta que no me permitieron volver a cruzar para abrazarte, explicarte y seguir caminando juntos como siempre soñé.
Cargo cada día con la esperanza puesta en vos. Luché —y sigo luchando— contra distancias impuestas, decisiones que nunca compartí y situaciones que jamás busqué. Y aun así, tu nombre sigue siendo mi fuerza.
Mi amor por vos es más grande que cualquier conflicto y más fuerte que cualquier obstáculo. Ese amor fue y es mi casa verdadera, incluso cuando me dejaron sin un lugar donde vivir. Siempre fuiste mi motivo, mi verdad y mi esperanza.
Deseo profundamente que, cuando seas capaz de mirar hacia atrás con tus propios ojos, puedas descubrir que nunca dejé de ser tu papá. Que cada paso que di —incluso los más dolorosos— fueron para no perderte, para seguir presente, para sostener ese hilo invisible que nos une.
Reflexión final
La voz de un padre separado no es un reclamo: es un acto de amor que resiste.
La verdad no desaparece: espera, respira, se mantiene viva.
Y cuando llegue su momento, iluminará todo lo que alguna vez se dijo en su ausencia.
Ruben Gustavo Ayala Williams
Autor y Compositor
Todos los derechos reservados — Ley 11.723 DNDA
Obra registrada. Texto adaptado para el libro “Palabras, Solo Palabras”



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