Padres que envejecen en el olvido, Por Ruben Gustavo Ayala Williams
💔 Padres que envejecen en el olvido
Por Ruben Gustavo Ayala Williams
Tener hijos no garantiza compañía en la vejez. Muchos padres envejecen en el silencio, en la ausencia de aquellos que alguna vez los llamaron “papá” con ternura.
El tiempo pasa, los niños crecen, las heridas se siembran… y a veces alguien más se encarga de regarlas con resentimiento.
Hay padres que dieron todo por su familia: trabajaron sin descanso, construyeron un hogar con esfuerzo, soñaron con un futuro compartido.
Pero un día descubren que todo aquello que edificaron con amor y sacrificio se desmorona, y que quienes más amaron los olvidan, sin importarles dónde viven ni cómo sobreviven hoy.
Hay hombres que fueron golpeados por la vida, maltratados por la indiferencia y vencidos por el frío y el hambre.
Hombres que fueron señalados por los vecinos, juzgados por una sociedad que nunca supo lo que realmente pasaba detrás de esas paredes donde el silencio escondía el dolor.
Y allí, donde debía haber comprensión, hubo traición.
Allí donde se prometió fidelidad, surgió la mentira.
Y aquel hombre, abrumado por la desilusión, perdió el control de sus emociones, dijo palabras que no debía decir, y con eso lo condenaron.
Lo expulsaron de su propio hogar, con el peso de una justicia que nunca quiso escuchar su voz, porque no tenía dinero para defenderse.
Cinco años después, ese hombre sigue solo.
No tiene casa, pero guarda intacto el sueño de regresar.
No tiene bienes, pero conserva un amor que no se apaga.
Sueña con volver a abrazar a sus hijos, con poder contar su verdad, con recuperar no lo material, sino lo más sagrado: su familia.
Porque a pesar de todo, aún ama.
Ama desde el silencio, desde la distancia, desde la fe.
Ama incluso cuando la vida parece haberlo olvidado.
Y aunque muchos padres envejecen en el olvido, aún hay esperanza.
Porque el amor verdadero —ese que no se compra ni se impone— sigue siendo la fuerza que puede sanar el pasado y abrir las puertas del perdón.
Reflexión final:
A veces la justicia calla, la sociedad juzga, y los hijos olvidan.
Pero el corazón de un padre sigue esperando, porque el amor no muere, solo aguarda el momento en que la verdad y el perdón se encuentren.
Que esta historia sea una voz para todos los que, en silencio, viven el mismo dolor.
Porque nadie debería ser olvidado por aquellos a quienes dio la vida.
✍️ Ruben Gustavo Ayala Williams
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