Cuando la Justicia elige no escuchar al padre
💔 Cuando la Justicia elige no escuchar al padre
El silencio judicial que destruye vínculos, inventa culpables y deja huérfanos de amor a miles de niños en nombre del “interés superior del menor”
En los juzgados de familia de nuestro país, cada día se repite una escena que duele y se oculta: un padre llega con la esperanza de ser escuchado, de poder explicar su verdad, de demostrar que no es el monstruo que describen en los papeles. Pero la puerta de la Justicia, la que debería estar abierta para todos, suele cerrarse cuando quien pide ser escuchado es un hombre que solo reclama poder amar y ver a sus hijos.
El sistema judicial de familia parece haber olvidado que detrás de cada expediente hay vidas reales, lágrimas, ausencias y niños que sufren en silencio. En muchos casos, una sola versión —la de la madre— se convierte en verdad absoluta, sin pruebas sólidas ni derecho a réplica. Se dictan medidas de restricción, exclusiones del hogar, pericias psicológicas superficiales y decisiones tomadas sin conocer el fondo de la historia.
Así, la Justicia se convierte en un engranaje que fabrica distancia.
Transforma al padre en un visitante, en un extraño, en un recuerdo.
Y mientras tanto, ese niño crece bajo un relato impuesto, creyendo que fue abandonado, cuando en realidad fue arrebatado.
Detrás de cada resolución judicial que impide el contacto entre un padre y su hijo, hay noches sin sueño, cumpleaños ausentes, cartas que nunca se entregan, abrazos que se vuelven imposibles.
Pero también hay algo más grave: una herida invisible que queda marcada en el alma del niño, una herida que no se cura con el tiempo, porque fue construida con la mentira.
Muchos padres son condenados sin juicio ni defensa.
Se les quita el derecho de ejercer su rol, de acompañar el crecimiento, de estar presentes.
Y todo eso, muchas veces, por una simple denuncia basada en el enojo, la venganza o la manipulación emocional.
La Justicia, que debería proteger la verdad, termina siendo cómplice del odio.
💭 Reflexión final
Cuando un padre es silenciado, no solo se castiga al hombre, se castiga a los hijos.
Cuando un juzgado cree sin verificar, destruye lo que dice proteger: la familia.
Es urgente repensar el sistema judicial de familia.
Necesitamos juzgados que escuchen a ambos, que investiguen con equilibrio, que comprendan que el amor de un padre no es una amenaza, sino una necesidad vital para el desarrollo emocional de un niño.
Porque ningún niño debería crecer odiando a uno de sus padres sin conocer la verdad.
Porque ningún padre debería morir en vida esperando que un juez lo deje volver a abrazar a su hijo.
El día que la Justicia entienda que escuchar al padre también es proteger al niño, ese día podremos hablar de verdadera equidad, de derechos humanos, de reparación.
Hasta entonces, seguiremos alzando la voz, aunque el sistema prefiera el silencio.
✍️ Palabras, Solo Palabras
📜 Derechos Reservados – Ley 11.723



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