Mi verdad, después de tantos años: Nunca dejé de ser tu papá. Nunca dejé de amarte. Y nunca lo haré.
📜 Mi verdad, después de tantos años
He guardado silencio demasiado tiempo.
Un silencio que no libera, sino que aprieta el pecho, te roba el aire y te hace sentir invisible ante los demás. Un silencio que no nace de la paz, sino del miedo, del dolor y de la impotencia. Hoy decido romperlo. No para señalar con el dedo ni para alimentar rencores, sino para recuperar lo único que todavía me mantiene en pie: el amor de mis hijos y el derecho a que mi voz sea escuchada.
La vida compartida
Más de tres décadas caminé al lado de una mujer con quien construimos un hogar. Hubo días luminosos y hubo tormentas, como en toda historia real. Fui esposo, compañero, sostén, trabajador incansable, y sobre todo fui padre. Puse mi juventud, mis fuerzas y mis sueños en ese proyecto llamado familia. Creí con todo mi ser en ese destino común.
Pero la vida, en un instante, se quebró. Bastó una acusación, una verdad contada desde un solo ángulo, para que la justicia me cerrara la puerta, para que mi hogar se derrumbara y para que mis propios hijos comenzaran a mirarme como a un extraño.
La herida de la injusticia
No niego mis errores; los tuve, como cualquier ser humano. Pero jamás abandoné, jamás dejé de amar, jamás quise el mal para nadie. Y sin embargo, me encontré arrojado fuera de las paredes que construimos juntos, separado de quienes más amo.
Duele profundamente que la justicia se transforme en un terreno inclinado a favor de quienes poseen dinero, contactos o influencias. Duele ser un ciudadano común y sentir que tus palabras pesan menos que las de otros. Duele no poder pagar un abogado costoso, no tener recursos para una defensa sólida, y observar cómo tu verdad queda sepultada en un expediente que no refleja tu vida real.
El golpe más duro no fue perder un techo. El golpe más cruel fue perder la confianza de mis hijos. Verlos darme la espalda. Escuchar que no quieren verme. Sentir que el amor sembrado durante años quedó oculto bajo una sombra que no me representa.
A mis hijos
Desde lo más profundo de mi corazón, les digo: los amo. Siempre los amé y siempre los amaré. No importa cuánto tiempo pase ni cuántos muros intenten separarnos. No quiero que me recuerden por un conflicto, por un fallo judicial, ni por una versión repetida en mi contra. Quiero que me recuerden por las noches en vela cuidándolos, por los abrazos interminables, por los consejos que brotaban de mi alma, por las sonrisas compartidas, por la vida entera que di por ustedes.
No les pido que me crean ciegamente. Solo les pido algo mucho más simple y humano: que me escuchen. Que podamos sentarnos frente a frente, sin prejuicios, mirarnos a los ojos y reconocer que, detrás de todo lo ocurrido, sigue estando su padre. El mismo de siempre. Un hombre que se equivocó, sí, pero que jamás dejó de amar.
Un mensaje a la sociedad
A quienes hoy leen estas palabras, les dejo también una reflexión. ¿Cuántas veces la justicia se olvida de quienes no tienen dinero ni padrinos? ¿Cuántos padres y madres son silenciados, cargan culpas que no son suyas y esperan en soledad que el tiempo, y la verdad, les devuelvan lo que la ley les quitó?
Mi lucha no es solo mía. Mi lucha representa a todos los que alguna vez fueron excluidos, desterrados de su propio hogar, etiquetados como culpables sin poder defenderse.
La fe en el amor
Por eso hoy levanto mi voz. Quiero recuperar a mis hijos, mi familia y mi hogar. No desde la revancha, ni desde la violencia, ni desde el resentimiento, sino desde la verdad y desde el amor.
Porque el amor no prescribe. El amor no entiende de plazos procesales ni de sentencias firmes. El amor de un padre hacia sus hijos es eterno.
Y aunque a veces me sienta solo, aunque los tribunales no me escuchen, aunque quienes más quiero me den la espalda, seguiré de pie. Porque sigo esperando el día en que pueda volver a abrazarlos y decirles, cara a cara:
Nunca dejé de ser tu papá.
Nunca dejé de amarte.
Y nunca lo haré.
✍️ Texto de Rubén Gustavo Ayala Williams
📖 Publicado en Palabras, Solo Palabras
🛡️ Derechos reservados – Ley 11.723



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