Día del Niño – 17 de Agosto: Feliz Día del Niño para todos, y en especial para mis tres hijos amados: Isaias, Maximiliano y Johanna

 

Día del Niño – 17 de Agosto

Hoy, en este día que celebra la inocencia, la ternura y la esperanza del futuro, levanto mi voz y mi corazón para honrar lo más sagrado que la vida y Dios me concedieron: mis hijos. Porque cada niño es un milagro, un reflejo del cielo en la tierra, y un recordatorio de que aún en medio de las pruebas, el amor permanece invencible.

A Isaias, hijo amado, a quien no abrazo desde hace siete años: los días pueden volverse largos y los caminos cerrarse, pero no existe distancia que apague el fuego de un padre que ora por su hijo. En cada amanecer, en cada silencio y en cada suspiro, te pienso como aquel niño que me enseñó la grandeza del primer amor paternal. Eres memoria viva, esperanza latente y motivo eterno de oración.

A Maximiliano, que un día emprendió el vuelo hacia Barcelona para seguir sus propios sueños: aunque un océano nos separe, sé que mi amor llega a ti más veloz que cualquier viento. Te acompaño con mis pensamientos, pidiendo a Dios que te fortalezca y que cada paso que des esté lleno de luz. Nunca olvides que aquí, en la tierra que dejaste atrás, late el corazón de un padre que te guarda como el más grande tesoro.

A Johanna, que camina cerca en distancia pero a veces lejos en palabras: aunque los silencios nos envuelvan, sé que el lazo de la sangre y del amor jamás podrá romperse. Celebro tu vida, tu familia y el milagro de mis nietos, que son también herencia de este amor que un día nos unió como padres. Mi gratitud hacia ti se viste de respeto y de esperanza, porque aun en el silencio, el amor habla con más fuerza que las voces.

Hoy, en este Día del Niño, les digo a ustedes tres que en mi corazón siempre serán los pequeños que llenaron mis días de risas, juegos y aprendizajes. El tiempo podrá borrar huellas en la arena, pero jamás podrá borrar la huella que dejaron en mi alma. Son mi oración constante, mi anhelo de reencuentro y mi certeza de que lo más puro de la vida se esconde en el amor de un padre por sus hijos.

Y en este recuerdo también abrazo a su madre. Porque de aquella unión nacieron tres luces que aún hoy iluminan mis pasos. No guardo resentimiento, solo gratitud: gracias a esa historia compartida, fui bendecido con el don de ser padre, y esa bendición supera cualquier sombra del pasado.

Reflexión final

El Día del Niño nos recuerda que dentro de cada ser humano habita un niño eterno, lleno de sueños, inocencia y necesidad de amor. Que jamás se extinga esa chispa en nosotros, porque es la que nos acerca a Dios y a lo esencial de la vida. El amor verdadero no conoce fronteras, no se detiene ante los silencios ni se marchita con el paso del tiempo.

Hoy abrazo con el alma a mis hijos, los nombro en mi oración y confío en que, cuando Dios lo disponga, podremos volver a mirarnos con los ojos de la pureza y con la paz de un corazón renovado.

Feliz Día del Niño para todos, y en especial para mis tres hijos amados: Isaias, Maximiliano y Johanna.

✍️ Escrito por Ruben Gustavo Ayala Williams
🌐 Palabras, Solo Palabras

Nota: Este mensaje es una creación original de su autor y está protegido íntegramente por la Ley 11.723 de Propiedad Intelectual. Queda prohibida su reproducción total o parcial sin autorización expresa.




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