CUANDO UNO MIRA

 

CUANDO UNO MIRA

Por Rubén Gustavo Ayala Williams
01 de agosto de 2022 – Versión ampliada para “Palabras, Solo Palabras”

Cuando uno mira…
Ya son las seis de la tarde.
Cuando uno mira… ya es viernes.
Cuando uno mira… se terminó el mes.
Cuando uno mira… se fue el año.
Cuando uno mira… pasaron cincuenta, sesenta años.
Y uno no entiende en qué momento se nos escapó la vida entre las manos.

Cuando uno mira con detenimiento,
descubre que ya no sabe por dónde andan los viejos amigos,
que el teléfono dejó de sonar,
que el mate ya no se comparte,
y que las fotos son más frecuentes que los abrazos.

Cuando uno mira con el alma,
descubre que el amor de su vida se le fue…
no de golpe, sino de a poco,
como el agua que se escurre entre los dedos cuando creemos que la tenemos segura.
Y entonces… ya es tarde para volver atrás.

¿Cuántas veces postergamos lo importante?
No hicimos ese viaje.
No escribimos esa carta.
No dijimos ese “te quiero”.
No abrazamos a tiempo.
No fuimos a ver a alguien que nos esperaba sin decirlo.

Por eso, no dejes de hacer lo que te gusta por falta de tiempo.
No dejes de tener a alguien a tu lado por miedo a equivocarte.
No dejes pasar la oportunidad de vivir intensamente.
Porque tus hijos crecerán y ya no correrán a tus brazos.
Y porque el tiempo libre, cuando llega solo, ya no sabe a libertad:
sabe a soledad, a ausencia, a lo que pudo haber sido y no fue.

El mayor error es dejar la vida para después.

Después te llamo.
Después lo hago.
Después lo digo.
Después cambio.
Después empiezo.
Después lo intento…

Pero el “después” es una trampa silenciosa.
Es el consuelo de los que temen arriesgar.
Y es el abismo donde se pierden los mejores momentos.

Porque con el “después”:

  • el café se enfría,

  • la conversación se apaga,

  • la oportunidad se desvanece,

  • lo importante se olvida,

  • la prioridad cambia,

  • el entusiasmo se disuelve,

  • el amor se cansa de esperar,

  • y la vida… la vida simplemente sigue sin vos.

¿Y entonces qué?
Entonces entendemos que lo que más vamos a extrañar
no son los objetos ni las metas cumplidas,
sino el tiempo compartido,
las charlas sin apuro,
las miradas cómplices,
los silencios acompañados.

Por eso, no dejes nada para después.
Porque esperando ese “después”, podés perder:

  • los mejores momentos,

  • las mejores experiencias,

  • los mejores amigos,

  • y al gran amor de tu vida.
    Ese amor que compartió todo contigo…
    y que vos, por miedo o distracción,
    dejaste para después.


Reflexión final

La vida es hoy.
Hoy es ese instante único en el que todavía estamos a tiempo.
Hoy es la puerta abierta, el abrazo posible, la palabra necesaria.
No pongas tu felicidad en lista de espera.
No dejes para mañana lo que puede darle sentido a tu día.

Porque aunque el corazón tenga memoria,
la vida no ofrece repetición.
Y el “después”… puede ser tarde.
A veces, incluso… puede no llegar jamás.

Viví. Amá. Llamá. Perdona. Empezá.
Hacé de cada día una semilla sembrada con intención.
Porque el único reloj que vale…
es el que marca el ahora.

Rubén Gustavo Ayala Williams
Blog: Palabras, Solo Palabras
https://gustavowilliams.blogspot.com/
#palabrassolopalabras



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