Palabras, Solo Palabras

 Palabras, Solo Palabras

Por Rubén Gustavo Ayala Williams

Hay palabras que rompen el silencio
como piedras lanzadas sobre un alma en calma.
Otras apenas lo rozan,
como caricias de un hijo en sueños que ya no están.

Las hay que sangran,
que llegan como puñales envueltos en susurros.
Y también están las que curan,
como un abrazo esperado tras años de intemperie.

Algunas aparecen cuando todo está perdido,
como llovizna cayendo sobre ruinas.
Otras se adelantan —torpes, proféticas—
y están las más crueles:
las que nunca se dijeron,
las que quedaron atrapadas en la garganta
cuando el miedo gritaba más fuerte que el amor.

Las palabras pesan.
Aunque no se vean,
son piedras o alas,
llaves o grilletes.
Con una palabra fui echado de mi casa,
con otra reconstruí mi nombre desde la calle.
Son semillas. También, cenizas.

Con ellas se desata la guerra más íntima,
la que se libra sin testigos,
en la noche del alma.
Y con ellas también se firma la paz,
cuando uno aprende —al fin— a perdonarse.

Escribo para no desaparecer,
para no traicionar mi memoria.
Para dejar señales en el bosque de los días,
por si algún día Isaías quiere encontrarme
en las migas que fui dejando.

Escribo porque cuando el mundo calla,
cuando los rostros se dan vuelta,
cuando la soledad me aprieta el pecho como un disparo,
las palabras vienen.
Y me salvan.

No son solo letras.
Son cicatrices que aprendí a mirar sin vergüenza.
Son nombres que ya no puedo pronunciar.
Son abrazos que aún me habitan.

Son todo lo que soy cuando nadie me ve.
Y todo lo que fui
cuando el dolor me hizo invisible.

Por eso este blog se llama así:
Palabras, Solo Palabras…
Pero tú y yo sabemos
que en cada una
late una vida entera.


Todos los derechos reservados.
Este texto ha sido registrado bajo la Ley 11.723 de Propiedad Intelectual.
Queda prohibida su reproducción total o parcial sin autorización del autor.
© Rubén Gustavo Ayala Williams – 2025



Comentarios

Entradas populares