NO TENGO TIEMPO
NO TENGO TIEMPO
A menudo, nos encontramos atrapados en las demandas diarias de la vida. El trabajo, las responsabilidades familiares, los compromisos sociales… el tiempo parece nunca alcanzarnos. Nos decimos a nosotros mismos: "No tengo tiempo", y en medio de todo, dejamos de lado lo más importante: nuestra relación con Dios y el servicio a los demás.
En Lucas 10:38-42, la historia de Marta y María nos enseña una valiosa lección. Marta se afanaba en los quehaceres, mientras que María se sentó a los pies de Jesús, escuchando su palabra. Jesús dijo que María había escogido la "mejor parte", que no le sería quitada. La vida se llena de tareas y preocupaciones, pero no podemos olvidar que lo primero debe ser estar en la presencia de Dios.
La Biblia nos recuerda en Mateo 6:33: "Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas". Dios nos invita a ponerle en primer lugar, aún en medio de nuestras ocupaciones. ¿Cuántas veces, al igual que Marta, nos preocupamos tanto por las tareas del día que olvidamos lo esencial? No tener tiempo para Dios no es un problema de horas, sino de prioridades.
En Efesios 5:15-16, se nos exhorta a "mirar, pues, con diligencia cómo andáis, no como necios, sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos". Aprovechar bien el tiempo no significa solo cumplir con nuestras obligaciones, sino también reconocer que nuestro tiempo es un regalo de Dios, y debemos usarlo para glorificarle y servir a los demás.
Al final de la vida, no será la cantidad de tareas que cumplimos lo que realmente importa, sino cómo vivimos en obediencia a Dios, cómo amamos a nuestro prójimo y cómo buscamos su presencia. Si decimos "no tengo tiempo" para lo que realmente importa, podríamos encontrarnos con que, al final, nos faltó lo que nunca debió faltar: el tiempo para estar con Dios.
Señor,
En medio de las prisas y las demandas de la vida, reconozco que muchas veces he dicho "no tengo tiempo" para Ti, para escuchar Tu voz, para servir a los demás, para amarte como Tú lo mereces. Te pido perdón por las veces que he puesto lo urgente antes que lo importante. Ayúdame a valorar el tiempo que me das, a buscar Tu presencia en cada momento y a priorizar lo que verdaderamente da sentido a mi vida. Dame sabiduría para aprovechar cada día, para que mi tiempo sea un reflejo de Tu amor y de Tu voluntad. En el nombre de Jesús, amén.
Comentarios
Publicar un comentario