En el Silencio de la Espera
En el Silencio de
la Espera
En mi cuarto vacío, te
busco, hijo mío,
cada día se estira como un largo camino en el desierto,
y el precio de tu sonrisa es una noche oscura
que se oculta tras las puertas que no puedo abrir cuando despierto.
Tu madre le puso precio a
nuestro encuentro,
como si el amor pudiera ser una cifra en un contrato,
y en cada día que pasa, más te extraño, y me exige, se desarma
la conexión que debería ser solo nuestro abrazo.
No es oro lo que pido, ni
joyas ni riquezas,
sino el simple derecho a verte como papá, a estar cerca,
pero el tiempo se torna como una moneda,
y cada segundo sin verte aumenta mi pena.
Tu risa, una melodía que el
viento me lleva,
y en el silencio de la espera, mi corazón se rompe,
porque no es justo que el amor se negocie,
ni que le pongan precio a tu tristeza.
Las lágrimas caen, pequeñas
gotas de amargura,
mientras me aferro a la esperanza de un mañana,
donde el valor sea solo el amor que siento,
y no el costo de un encuentro, ni de un abrazo que te extraña.
Papá te espera con los
brazos abiertos,
anhelando el día en que podamos reencontrarnos,
que el tiempo nos devuelva lo que es nuestro, lo que perdimos,
sin barreras ni muros, sin sombras que oscurezcan un contrato.
Porque lo que más anhelo es
verte, hijo mío,
y que el amor sea nuestro cambio para que amanezca,
y en ese día, juntos, sanaremos nuestras penas,
y el amor será la luz que ilumina y rompa nuestras tristezas.
Ruben Gustavo Ayala
Williams
Derecho de la propiedad
intelectual Ley 11723
Palabras, Solo Palabras
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